El “fugu” es un pez globo japonés que –según quienes se han atrevido a comerlo y han sobrevivido- goza de un sabor extraordinario. Lo interesante del “pez fugu” es que su preparación debe ser realizada con una ingente cautela pues sus recortes deben ser hechos con una precisión perfecta, pues de lo contrario, libera un veneno mortal y la persona que lo consuma, tiene las horas contadas. Más o menos, el Presupuesto de la República para el año 2015 tiene esas semejanzas con el “pez fugu”, un recorte mal hecho puede tener consecuencias tan dañinas para el funcionamiento del Estado que es capaz de paralizar alguna de sus Instituciones o de los proyectos que ejecuta, generando un daño directo a la ciudadanía.      

Un Presupuesto robusto no es el problema -hay que desmitificar el hecho de que el Estado gaste sea malo-, la complicación surge cuando se gasta en una situación de déficit fiscal, que no es otra que gastar más dinero del que se tiene. Costa Rica, desde varios años atrás, está gastando más dinero del que recoge por impuestos, por lo que se debe recurrir a pedir prestado para que el Estado pueda funcionar. Esta situación de déficit fiscal es claramente preocupante e insostenible con el tiempo, por lo que deben encontrarse salidas que eviten el crecimiento del déficit. Para atacar al déficit existen dos soluciones: (1) contener y disminuir el gasto y (2) generar nuevos ingresos. En campaña, el Presidente Luis Guillermo Solís apostó a mejorar y contener primero el gasto, y después crear nuevos impuestos, pues ¿cómo se justifica pedir más dinero si el que se recibe se utiliza mal?

Debido a esta postura, los ataques al Gobierno por la presentación de este Presupuesto van y vienen (critican que no haya reforma fiscal y critican que no se reduzca el gasto). Para presentar reformas fiscales que subsanen el déficit se debe demostrar una buena ejecución del dinero, por eso se está apostando a controlar el gasto (se debe evitar los mismos errores que dieron al traste las reformas fiscales de Pacheco y Chinchilla). Merced a esta premisa, la principal crítica de la oposición se centra en que Luis Guillermo está disparando el gasto y no reduciéndolo “como prometió”. Sin embargo, es pertinente entender la composición y formulación del Presupuesto y observar cómo se tienen las manos atadas para disminuirlo. Para eso, se deben responder dos preguntas importantes.

1) ¿Por qué crece el Presupuesto?


El Presupuesto del 2015 se proyecta en 7.9 BILLONES DE COLONES (sí, billones), y es preciso aclarar que esa suma no la define sólo el Poder Ejecutivo, pues también incluye la proyección de la Asamblea Legislativa, el Poder Judicial, el TSE, la Defensoría de los Habitantes y la Contraloría General de la República. Estás últimas Instituciones presentan un aumento en su Presupuesto: la Asamblea Legislativa crece en un  5.7%,  el Poder Judicial crece en un 14.5%, el Tribunal Supremo de Elecciones crece en un 4%, la Defensoría de los Habitantes 6.6% y la Contraloría General de la República crece en un 3.6%. Como se puede observar, todas estas instituciones presentan un crecimiento en sus presupuestos, lo que directamente implica un crecimiento del déficit fiscal.

Si se analiza el Presupuesto del Poder Ejecutivo se debe separar en cuatro grandes rubros: (1) Presidencia y Ministerios, (2) Servicio de la Deuda Pública, (3) Régimen de Pensiones y (4) Obras Específicas. Si partimos de las obras específicas (que son las transferencias a Municipalidades con la orientación de mejorar infraestructura para cumplir la Ley 7600) esta partida no aumenta. Con respecto al Régimen de Pensiones, se da un incremento del 11.5%; tal crecimiento no se puede evitar pues obedece a derechos adquiridos mediante las leyes de pensiones (vale la pena aclarar que este Gobierno sí limito este gasto al aplicar la reducción a las pensiones de lujo, pero resulta insuficiente). El servicio de la deuda, es el pago de los préstamos contraídos por los gobiernos anteriores y que en el 2015 vencen su plazo de gracia; este es el rubro que más aumenta (38.6%) lo que implica un aumento de casi 1.7 billones de colones (aquí está el pez gordo y principal disparador del gasto). Finalmente, llegamos a los presupuestos de los Ministerios (los únicos que define y controla la Administración Solís Rivera); de los 19 presupuestos, sólo 6 ministerios crecen y los restantes 13 disminuyen su proyección de gastos. Resulta fundamental rescatar que el presupuesto del MEP es el presupuesto que más fondos consume (2 billones de colones) en razón del compromiso constitucional de cumplir con el 8% del PIB.

Este Gobierno no podía impedir el crecimiento del Presupuesto, sino que obedece a compromisos adquiridos por Costa Rica y que no se puede dejar de cumplir (la deuda, las pensiones y el MEP consumen el 87% del total del Presupuesto)

Todo este complicado juego numérico, nos permite concluir que este Gobierno no podía impedir el crecimiento del Presupuesto, sino que obedece a compromisos adquiridos por Costa Rica y que no se puede dejar de cumplir (la deuda, las pensiones y el MEP consumen el 87% del total del Presupuesto), es decir, el Gobierno tenía las manos atadas.

2) ¿Qué recortar para controlar el déficit?


Como no se van a tener nuevos ingresos, para controlar el déficit se deben recortar gastos. Para empezar a pasar el bisturí, se necesita tener claro que no se puede recortar de deuda, pensiones o MEP, lo que impide disminuir el 87% del presupuesto (recortar estas partidas sería soltar veneno a las finanzas públicas). Lo que nos deja el restante 13% para ver de dónde se recorta. Se debe reducir gastos superfluos, privilegios públicos y sub-ejecuciones presupuestarias, en eso todos y todas estamos de acuerdos, lo que sucede es que esas reducciones resultan insuficientes. Parece que todos los partidos reclaman recortes y buscan pasar la tijera (o el machete en algunos casos) sin considerar qué puede afectar la funcionalidad del Estado.

Parece que todos los partidos reclaman recortes y buscan pasar la tijera (o el machete en algunos casos) sin considerar qué puede afectar la funcionalidad del Estado. 

Se habla muy ligeramente de recortes, pero más allá de ver partidas frías, se tiene que entender que recortar irresponsablemente significaría: afectar la construcción de escuelas, reducir el trabajo de la fuerza pública (y darle campo a la delincuencia), dejar sin control a las cárceles, desmejorar caminos y carreteras, bloquear la ayuda a los agricultores. Estos, son gastos que este Gobierno no está en intención de quitar pues es afectar a las personas más vulnerables y quiénes más necesitan del Estado.

La situación es grave, es importante tener un gasto responsable, pero también se debe ser responsable con las acciones a realizar a favor de la ciudadanía. Este Gobierno hizo lo financieramente posible para tener un presupuesto adecuado a la realidad fiscal (los Ministros viajarán menos, se quitaron los privilegios que tenían del pasado, y acabaron con los gastos innecesarios), sin embargo –cómo lo indicaron las cifras- tenía las manos atadas. Discutamos responsablemente y con cifras de respaldo, recortemos, pero hagámoslo como si se preparara un plato del pez fugu, entendiendo que un corte mal hecho, puede liberar veneno en la acción del Estado