Hace unas semanas, viendo las actas del Plenario, encontramos algo curioso: casi todas las votaciones eran por unanimidad. Nos pareció curioso y decidimos revisar qué pasaba con las votaciones en segundo debate de los proyectos de Ley, el paso final para que la Asamblea los apruebe.

Buscamos todas las segundas votaciones, tanto en Plenario como en las Comisiones Plenas, y solo encontramos un caso –solo uno– en que un diputado haya votado en contra de aprobar un proyecto en segunda ronda.

El 23 de julio, Gerardo Vargas invitó a los 16 diputados presentes en la Comisión Plena Segunda a levantar su mano para aprobar en segundo debate la creación de la Semana de la Seguridad Social. Entre todos, la libertaria Natalia Díaz fue la única que mantuvo su brazo abajo y el proyecto 18.605 pasó al Poder Ejecutivo para su firma, con un solo voto en contra. Vargas pasó al siguiente tema y la sesión continuó sin sobresaltos.

Tres meses y medio después, el voto contrario de Díaz es la única voz discordante entre las votaciones favorables de proyectos que se han convertido en ley en la actual legislatura.

De 38 proyectos que recibieron el aval de los diputados entre mayo y octubre, 37 fueron aprobados por unanimidad. 

De 38 proyectos que recibieron el aval de los diputados entre mayo y octubre, 37 −todos menos ese– fueron aprobados por unanimidad entre los diputados presentes. Este fenómeno ocurre tanto en el Plenario como en las tres Comisiones con Potestad Legislativa (conocidas como Comisiones Plenas).

Esto incluye temas que fueron polémicos en otras legislaturas, como la reforma del Sistema Banca para el Desarrollo, los mecanismos electrónicos de seguimiento en materia penal y la reforma a la Ley de Expropiaciones.

Entonces nos preguntamos:  ¿qué permite que la Asamblea Legislativa más fraccionada y con la bancada oficialista más pequeña de la historia apruebe proyectos a este ritmo? Tras conversar con cinco jefes de fracción, todo parece indicar que la razón es porque los diputados están forzados a recurrir al diálogo y a la posposición de proyectos polémicos.

"Pareciera mentira, pero el hecho de que son 9 fracciones y que ninguna sea mayoría, puede ser que esa misma debilidad haya facilitado un terreno para negociación", considera Rafael Ortiz, jefe de la fracción socialcristiana.

"Pareciera mentira, pero el hecho de que son 9 fracciones y que ninguna sea mayoría, puede ser que esa misma debilidad haya facilitado un terreno para negociación"

Rafael Ángel Ortiz. Jefe de Fracción PUSC

La norma en los primeros seis meses ha sido clara: se llevan al Plenario y a segundo debate los proyectos que tendrán un camino fácil.

"Hemos pospuesto la votación de proyectos que sabemos que no van a tener los votos. Si un proyecto no los tiene, no lo vamos a poner a discusión, porque sabemos que por una u otra fracción no vamos a lograr su aprobación. Aquí lo que se impone es posponerlos y volver al diálogo y la negociación", explicó Emilia Molina, jefa de bancada del oficialista Partido Acción Ciudadana (PAC).

Esto ha dejado en el camino la aprobación de proyectos con más resistencia a lo interno del Congreso, como la Ley de Territorios Costeros (Tecocos).

"Ese análisis, que únicamente habla de lo aprobado, está dejando por fuera la otra parte, que son los proyectos de alguna forma vetados por partidos políticos con diferentes orientaciones ideológicas, y los que hemos ejercido más el veto son el Frente Amplio y el Movimiento Legislativo", amplió Otto Guevara, jefe del Movimiento Libertario.

CONSENSO TOTAL

Bueno, entonces han votado todo de acuerdo en segundo debate. Eso queda claro. Veamos qué tan unánimes son en otro tema: las votaciones en primer debate. Los proyectos en primer debate son mucho más espinosos, porque no tienen el consenso que muchas veces logran los proyectos cuando son sometidos a votación por segunda vez. Por eso, mucho pasan y otros no.

En cierto modo, el fenómeno se extiende a los proyectos votados en primer debate en estos últimos seis meses.

Según un análisis de la Unidad de Análisis de la Gestión Parlamentaria –una unidad dentro de la Asamblea Legislativa que tramita información sobre los expedientes y leyes en la Asamblea– de los 46 proyectos que se han votado en primer debate en el Plenario y las Plenas, solamente cuatro han sido rechazados. No necesariamente por unanimidad, pero que solamente cuatro –cuatro de 46– hayan sido desechados habla mucho de cómo eligen cuándo y qué votar.

Los demás han avanzado en su trámite legislativo e incluso algunos ya son ley, como la Reforma del Sistema de Banca para el Desarrollo y la declaración de la Semana de la Seguridad Social.

Además, según esta propia Unidad, ningún proyecto que haya llegado a Segundo Debate entre mayo y octubre ha sido rechazado.

CADA JUEVES

El espacio natural para hacer esta coordinación ha sido la reunión que sostienen los nueve jefes de fracción cada jueves. En esa encerrona establecen las prioridades para cada fracción y definen el rumbo del debate legislativo en la siguiente semana.

"En las reuniones de los jueves hemos coordinado y cuando una fracción no está de acuerdo, hemos suspendido la discusión de ese proyecto", detalló Juan Luis Jiménez, jefe de bancada del Partido Liberación Nacional.

"En las reuniones de los jueves hemos coordinado y cuando una fracción no está de acuerdo, hemos suspendido la discusión de ese proyecto"

Juan Luiz Jiménez, Jefe de Bancada del PLN. 

Así, días como el 22 de julio y el 13 de octubre fueron aprovechados por los jefes de fracción, para llevar al Plenario proyectos que ya tenían consenso entre los diputados. En la primera fecha se aprobaron ocho iniciativas de Ley y en la segunda fueron nueve.

Todavía faltan proyectos clave, entre ellos el Presupuesto de la República, que ha generado roces incluso entre la propia fracción oficialista.

"Ahorita tenemos un proyecto clave, que es el presupuesto. Aquí quizás vamos a poner en juego esa regla; vamos a ver si lo logramos", dijo Gerardo Vargas, jefe de fracción del Frente Amplio.

En los primeros seis meses de otras legislaturas, el comportamiento ha sido diferente. Entre mayo y octubre del 2010 se aprobaron 57 proyectos, de los cuales nueve tuvieron al menos un voto en contra. Una modificación al presupuesto de la República para ese año recibió el voto negativo de 17 diputados presentes.

Entre mayo y octubre del 2010 se aprobaron 57 proyectos, de los cuales nueve tuvieron al menos un voto en contra.

Cuatro años antes, más de diez proyectos tuvieron oposición al ser votados en segundo debate. En 2006, en el mismo periodo, habían sido aprobados 47 proyectos en segundo debate y al menos 12 no tuvieron unanimidad. Por ejemplo, en julio del 2006, la reforma al Sistema de Pensiones del Magisterio Nacional tuvo seis votos en contra de 53 diputados presentes, al momento de realizar el segundo debate.

NUBES EN EL HORIZONTE

El récord casi perfecto de unanimidad que tienen los diputados en la actual legislatura tiene amenazas en el corto plazo, pues aunque los jefes de fracción han intentado aprobar primero proyectos donde pueden encontrar puntos en común, hay expedientes que inevitablemente deberán votar y donde hay menos consenso.

Un caso es el proyecto 19.293, que contiene la propuesta del presupuesto de la República que presentó el Poder Ejecutivo. Este es un expediente que no podrán posponer, dado que los diputados están obligados a votarlo antes de las 11:30 p.m. del 29 de noviembre.

Los jefes de fracción de las cinco principales bancadas en la Asamblea Legislativa −que juntas suman 52 de los 57 votos en el Plenario– coinciden en que este puede ser el punto de quiebre para las negociaciones.

Otros proyectos que pueden generar roces, de acuerdo con estos legisladores, son el proyecto para Fertilización in Vitro, las propuestas para generación de energía eléctrica en manos privadas y la ley de Territorios Costeros.