Celebración de simpatizantes del PAC en San Pedro. Foto: Ericka Mora

Con alegría y sorpresa seguidores del PAC recibieron las noticias de que su candidato superaba al PLN en las elecciones. (Foto: Laura Rodríguez)

“Vieras cómo he pulseado una bendita bandera del PAC, pero no hay, vieras cómo quiero una”, comenta defraudado Rodolfo Vargas, taxista formal quien pedía con vehemencia banderas, a eso de las 3 p.m. frente a la Sede del Partido Acción Ciudadana (PAC), en Montes de Oca.

No fue el único. Durante toda la tarde, decenas de carros y peatones se acercaron con la esperanza de obtener una bandera rojiamarilla para identificarse y sumarse a la fiesta callejera.

La respuesta de los colaboradores del partido siempre fue la misma: “no nos quedaron”; sin embargo para apagar las “cucharas” de berrinche que más de uno hacía, se les dio un par de globos, rojo y amarillo, para que siguieran celebrando.

El ambiente calentaba con la tarima y el sonido listo, la música a ritmo de chiqui chiqui y los medios de comunicación montando tarimas y móviles. Una cimarrona subió al escenario como a las 7 p.m, y puso el calor suficiente para acompañar a figuras del partido como Elizabeth Fonseca, expresidenta del PAC, y su actual  presidenta, Olga Sánchez; también llegó uno de los fundadores del partido, Alberto (Beto) Cañas, que vaticinaba una segunda ronda. “¡Qué día más maravilloso”, dijo don Beto a los seguidores.

Los primeros resultados, con un 9% de las mesas escrutadas, ponían al PLN con un 36% de los votos válidos, y al PAC con un 21%. En ese momento, las caras de los seguidores no eran uniformes: ojos de esperanza deseaban que Solís creciera y Araya bajara, para asegurar el paso a la segunda ronda; otros alegres, y uno que otro triste por no ver Solís en el primer lugar. Pero con cada corte parcial de resultados, la fiesta se animaba tanto como el aumento de los votos de Luis Guillermo Solís.

Pasadas las 10 p.m. arribó el más esperado: el candidato llegó a la sede y entre gritos y tumultos tardó casi media hora desde que se bajó del carro, que él mismo manejaba, hasta subir a la tarima. Don “Beto” lo aguardaba arriba para saludarlo.

Ante una multitud apretujada y eufórica, el candidato encendió la mecha para explotar la alegría de sus seguidores, acompañado por Ottón Solís y la principal dirigencia partidaria. Allí pidió que no sonara la música cada vez que terminaba una frase porque “lo ponían nervioso”, pero cuando la batería y la trompeta volvieron a interrumpirlo se le salió una regañada.

El festejo se desbordó y al ritmo de “Vamos a hacer un trillo, para la nueva era” –canción oficial del PAC–, celebraron la posibilidad de ganar las elecciones en una segunda ronda.

En el festejo la multitud  PAC olía el chorizo, que humeaba en la parrillada contratada por el partido para repartir en gallos a sus colaboradores,  pero nadie dudó en gritar junto con el candidato “¡No más chorizo!”, “¡No más chorizo!”.

Cerca de la medianoche, don Beto caminaba lento pero satisfecho hacia su casa, cercana a la fiesta, mientras decenas de seguidores se apuraban hacia la Fuente de la Hispanidad, que se inundó de rojo y amarillo. Ante la escasez de banderas alguien sacó como insignia a un rojiamarillo Winnie Pooh.